
Un concierto de Madonna, los Rolling Stones o U2 es toda una experiencia. Las luces, los efectos especiales, explosiones, el sonido inigualable, el baile… Cuando uno compra el boleto sabe qué es lo que le espera e, inconscientemente, cada quien es consciente de que está “alimentando” el bolsillo de esos artistas. Pero no importa.
Aunque, de verdad no importa? Mick Jagger, Keith Richards o Madonna no andan diciéndole al mundo que la lana que se ganan con su trabajito será usada para salvar al mundo ni nada por el estilo, y está bien. Siendo honestos yo tampoco lo haría. Pero qué pasa con el caso de U2?

Desde hace varios años, Bono se ha dedicado a poner sus esfuerzos más grandes en la política, las campañas para salvar Africa, los discursos con gobernantes de todos lados… El ingenio musical quedó de lado hace mucho tiempo, no dudo ni por un segundo que de hecho exista, pero al menos a mi, me gustaban más cuando ellos cuatro “aún no sabían lo que estaban buscando”. La música de U2 dejó el
punch hace mucho, está padre, pero el rattle and Hum, Zooropa o Achtung Baby no se volverán a hacer nunca más.

El 360° Tour es de los más caros jamás realizados. La producción de todo ese escenario redondo con sus pantallas y luces cuesta $40 millones de dólares, si a eso se le suma el costo de transportarlo en doscientos camiones por todo Europa y Norteamérica, pues hagan las cuentas. Bono tan preocupado por la deuda externa de los países en desarrollo y el hambre en África (además de su bastante obvio interés en el premio Novel)… ¿Acaso no es un poco hipócrita de su parte? ¿No hay una ontradicción entre sus acciones y sus discursos?

Ya sé que no se trata de que la gente rica pague de sus bolsillos los gastos que le pertenecen a los dirigentes de cada nación, pero las acciones de alguien preocupado por el mundo no debería incluir ese tipo de derroche, no sólo por el dinero, sino por cosas como el reclamo español que le hizo el gobierno a la banda hace unas semanas por el gasto de energía excesivo que cada uno de sus conciertos representa. Al menos Madonna o Mick Jagger no andan en sus ratos de ocio platicando en las Naciones Unidas por el bien del mundo, con la firma intención de que todo mundo se entere y hasta unos millones más (aunados a los que sus muchas campañas humanitarias le aportan, como la de Product RED) se gane con el Novel.