
Estos días, leyendo inutilidades en internet (a veces creo que es para lo único que sirve) me encontré con que un tal Ryan Jenkins fue encontrado muerto en un hotel en Canadá, si no me equivoco. Jenkins estaba acusado de haber descuartizado a su novia, misma que encontraron en cachos en una maleta en California. A pesar de ello, Ryan Jenkins fue aceptado en el casting de Everybody Loves Money 3, un reality de VH1.

Lo relevante de la historia de crimen pasional no es el crimen en sí mismo, total, la pobre mujer ya está hecha cubitos y el fulano más que muerto… Lo relevante es el hecho de cómo, aunque no sea novedad, los programas de televisión, y no sólo los mexicanos, por increible que parezca, están llenos de basura.
Los realities no son una cosa del otro mundo ya. La época en que a todos nos causaban un morbo inmenso ha pasado (aunque me dé pena, cuando salió el primer Big Brother en México no me lo perdía… y Sara tampoco!). Pero el hecho de que los realities no sean lo que fueron, no quiere decir que no sean relevantes como muestra de un segmento de las sociedades, sobre todo en lo que a productos masivos se refiere. Paris Hilton y su búsqueda de amigos, la gente “sin miedo” que se come hasta las tarántulas o la odiosa tila Tequila que de guapa y bisexual no tiene nada, son sólo unos ejemplos de los programas que transmiten en los canales que están dirigidos, sobre todo a chavos.

Es una pena que el contenido de los canales que alguna vez fueron el icono de la gente joven, sea tan pobre. Pero eso no es por que los adolescentes sean de hecho pobres, sino por que, por un lado, las productoras sólo están clavadas en la lana (ademas de que sus empresarios de chavos no tienen nada) y, por otro, por que sin poner objeción, la música, el arte, el cine de verdad y la creatividad están siendo dejados de lado… como si ver a gente haciendo cosas tontas actuadas fuera más divertido que hacerlas mientras escuchas unas buenas rolas con tus cuates!
