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Eurythmics, Fiona Apple, Grammy, James Blake, John Mayer, Neneh Cherry, pertinence, Sam Smith, Sheryl Corow, Simply Red, Taylor Swift
La pregunta siempre será relevante: ¿los premios son o no son pertinentes? Morrissey, a quien amo y admiro como a pocos, tiene la costumbre de hacer pataletas por todo…la de esta semana fue una serie de acusaciónes muy en su estilo, acerca de la relevancia de los Brits. Con los Grammy, los Oscar, y cualquier tipo de premio del estilo pasa algo similar: ¿cuál es la veracidad de un premio que entrega una academia cuyo interés artístico se ve (probablemente muy) nublado por el comercial? La respuesta no es (tan) sencilla como Moz lo plantea, al final de cuentas, en algo habrá que basarse para ser crítico de la música hoy.
Es cierto que las decisiones de la academia a cargo de los Grammy no suelen ser las más acertadas, ni mucho menos las más gustadas… como referencia, el Grammy a mejor nuevo artista. Las decisiones en esta categoría claramente no saben anticipar la verdadera influencia que ciertas bandas/artistas tendran en el futuro de la música: 1984, Culture Club vence a Eurythmics; 1987, Bruce Hornsby and the Range vence a Simply Red; 1990, Neneh Cherry y Soul II Soul no ganaron premio por que Milli Vanilli , el mayor fraude de la música, estaba nominado y en la mejor posición para ganar; 1995, Sheryl Crow vence a Green Day; 1998 (este año sí fue escandaloso), Paula Cole vence a Fiona Apple, Erykah Badu y Puff Daddy; 2003; Norah Jones vence a John Mayer; 2011, Esperanza Spalding vence a Florence + The Machine; 2014 Macklemore & Ryan Lewis vencen a James Blake. La lista de perdedores (yendo más atrás en el tiempo) es impactante, The Four Seasons; Peter, Paul & Mary, Led Zeppelin, Elton John, Elvis Costelo, The Pretenders, Frank Ocean… En la mayoría de los casos las decisiones distan mucho de aparentar ser inteligentes. AL final de cuentas no se trata de poder ver el futuro, pero tampoco de suponer que el exito comercial es equiparable a genio artístico o influencia perdurable en la música como una de las bellas (y siempre prevalentes) artes.
No me malinterpreten, tampoco quiero decir que los perdedores siempre son buenos artistas, la lista incluye a Justin Bieber y Taylor Swift quienes, más allá de volver locas a las niñas (en el sentido amplio de la palabra) no van a llegar muy lejos, ni harán algo que valga la pena poner en una cápsula y enviar al espacio para que los alienígenas escuchen de lo que somos capaces.
Esta crítica no prentede tampoco ser universalista. Al final de cuentas, la música es un gusto, una pasión y hasta un llamado…una luz al final de cada camino. Pero en el sueño adolescente de todos, aquel de tener una banda amada, admirada y legendaria, se evidencia el anhelo de algo más que lo que en muchos casos ha premiado la academia. Al final de cuentas, no se trata sólo de dinero, también de política… Me encontré esta infografía y me pareció curioso que existe una tendencia clara a que el género, la raza o el color de el promedio de ganadores del Grammy cambie con los años…y el genio artístico?
No puedo saber si Sam Smith cambiará la historia de la música; por lo menos puedo afirmar que es claramente mejor que sus competidores en la misma categoría. De cualquier manera lo único que queda es disfrutar de los shows; son una oportunidad de ver a algunos de los artistas que nos gustan en un esfuerzo por montar una muy buena presentación. Todo ello al margen de los ridículos que hace Kanye West que perdió la cabeza creyendo que él es un artista de verdad y que los demás (como Beyonce…muy feminista pero en una desesperada necesidad de que un hombre venga y la defienda) necesitan de su salvación y buen juicio.