El bullying no es un problema! La obesidad, el abuso (no informado) de alcohol y drogas, la auto aceptación, la búsqueda de la identidad y la exploración de la sexualidad. Estos sí son problemas propios de la pubertad y la adolescencia…y en algunos casos también de la niñez. El bullying, repito, no es un problema propio de esa edad (o ninguna otra) sino el producto de nuestra falta de atención, educación y nuestro conformismo. Si el bullying existe es por que algunos son pésimos padres y todos somos miembros de una sociedad llena de carencias que ignora la raíz de los problemas.
El asunto del bullying no es algo que no haya existido antes. Es un problema muy viejo de hecho. Lo único que ha cambiado, lo único nuevo es el término. Y con ello, nuestra creciente preocupación por algo que de suyo no es sino la consecuencia del mundo que nosotros mismos hemos creado y que alimentamos en todo momento.En apariencia, un de los asuntos que explican el bullying (o el “acoso escolar” como le dicen en algunos países amantes de la traducción y no de la aceptación) es aquel de la aceptación. Es normalmente aquel que es “diferente” el que sufre bullying, o bien lo lleva a cabo. Pero las raíces de la diferencia no son las mismas en todos los casos.
Es innegable que ser homosexual, o pertenecer a otra raza, o inclusive establecer un grupo social con gustos definidos y preferencias claras y distintas (basadas en la música o la literatura – sí, los comics dicen que son literatura- por ejemplo) crea una diferencia evidente que, por un lado es imposible ocultar y que por otro, negar sería un modo de auto cancelación. Es en este sentido en que el bullying muchas veces nace. Sin importar el país del que estemos hablando (al menos en aquellos que un mínimo de diferencias son aceptables o toleradas), el miedo a lo que no soy yo, a lo que no comprendo, es una cosa completamente natural y, probablemente la causa de bullying más antaño de todas.
Billy Elliot, Footloose y hasta Harry Potter dan muestra de ello como reflejo de la sociedad que teme o desconfía de aquello que no comprende o no le gusta de manera fundamental. Sin ir más lejos ¿cuál es la razón por la que te bulearon a ti, o por la que buleaste a alguien tú? Detrás del asunto de la aceptación (por que la tolerancia no es más que otra de las falacias de la actualidad que me enferman y que hacen que creamos que todos vivimos en paz y armonía) se encuentra, primero, aquel de la auto aceptación. Es cierto que la mejor defensa contra cualquier ataque, y la única posibilidad de mantenerse firme ante la adversidad en muchos casos, es aprender a valorarse a uno mismo, entender quién se es, porqué y qué hacer con ello. Ese es trabajo, nada más y nada menos que de los padres. No existe individuo que pueda salir adelante con absoluta facilidad, si se encuentra en un contexto que, o bien no lo acepta, o no le enseña a aceptarse; o lo que es peor, lo ignora por completo. Esto, por supuesto, va aunado a el aprendizaje sobre la aceptación de los demás . “Yo soy X y él es Y, y ella es Z, y nada de ello es relevante ni para bien ni para mal” deberían ser las lineas generales del pensamiento de los padres y, por consiguiente de sus hijos. No podemos querer que los niños sean seguros de sí mismos y sepan defender su identidad ante los demás, si viven en un contexto bipolar y esquizofrénico en el que “no está mal ser gay, pero que no se te note; no le digas a las tías o, el que no brinque, el que no salte es puto!” Lo mismo aplica para el que estudia música en una familia de deportistas en ingenieros, o la que decide hacer parkour.
Por otro lado, como mencionaba antes, existe otro tipo de aceptación que no debería de darse. El tipo que mayormente genera bullying y que, como “el bullying no es un juego” según Televisa, está llevando a los niños y jóvenes a carecer de fuerza y valor. Estamos educando a los adultos del futuro a que sean cobardes, conformistas y llorones. A que busquen las soluciones fáciles, y que no se hagan responsables de sí mismo ni de sus actos. Eso es el bulying en la mayoría de las escuelas del mundo. Me explico: cuando un niño padece una terrible obesidad (por que 10 kilos de más en un niño de diez años es un problema terrible de salud) y en consecuencia es buleado por ello, no basta con por un hashtag en sus tuits de #BastaDeBullyingAlGordito #LosGorditosTenemosCorazon, el problema es simple, es un problema de salud que los padres deben atender a la brevedad, y no ir a quejarse a la escuela de que molesta a su niño (o adolescente) y que le dicen cosas horribles, por que mamá le pone Gansitos y Boing de lunch, o por que están los papás más ocupados en otras cosas que en darse cuenta de que su hijo come compulsivamente, o algo pasa con su autoestima (o simplemente nadie está en casa para ver qué y cuándo come). Lo mismo pasa entre los adolescentes. Cuando alguien es buleado porque bebe en exceso a los catorce, tiene un compañero sexual (o casi) diferente en cada fiesta o usa drogas, el problema no es que los acosen por pacheco, putas o malacopas, el problema es claramente otro más serio. Y finalmente, ni hablar del asunto de a diferencia de clases por que cuando hay quien se atreve a decir que hacer esto o aquello es de pobres, simplemente no vale la pena discutir. La diferencia de clases no debería ser un asunto de vergüenza, mucho menos de acoso, sino de preocupación y, en el caso de aquellos que tienen más, de motivación por ayudar(se).
Así pues, lo único que trato de decir con todo esto, es que el bullying está sobre valorado como término en nuestros días. Los individuos debemos aprender a defendernos…al final de cuentas es una habilidad cuasi-instintiva el aprender cuándo correr y cuándo pelear. La vida no es fácil, crecer no es sencillo, aceptar y aceptarse no es un asunto simple que no requiera de intelecto y astucia y valores. Pero si de algo estoy seguro es que nada se logrará en una sociedad que prefiere lloriquear antes que identificar y atender la raíz de los problemas. La manera más fácil de entender esto, creo yo, es pensar en cuál es la diferencia entre las letras de Morrissey, Depeche Mode o David Bowie, que buscaban desesperadamente la identidad y condenaban la falta de aceptación, y las de Lady Gaga, que rezan el conformismo de haber nacido de este modo, y que no buscan más que compasión.
Finalmente, no quiero, con todo esto, minimizar la importancia que tienen los casos en que el bullying se convierte en violencia física o psicológica seria…pero efectivamente, ello ya no es bullying, es simplemente violencia y por lo tanto una falta o hasta un delito, y eso es “harina de otro costal” que no hay que mezclar con el tema de este post.
¿En conclusión? Crecer y convertirse de niño en joven y de joven en adulto no es pan comido, ni tampoco estará exento de problemas o dolor, pero si intentamos que las salidas fáciles y que sólo buscan depositar la culpa en el otro, en lugar de responsabilizarnos de nuestros hijos, hermanos, etc., entonces no nos quejemos del mundo en que vivimos, y de lo menos tolerante y más aterrado de sí mismo que se volvería en el futuro próximo.