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Hasta en los momentos más negros, amargos y existenciales, Disney representa la magia en la que todos los niños hemos creído. La misma en la que nos gustaría seguir creyendo. Así mismo, hasta alguien tan “realista” (amargo para muchos) como yo, no está de acuerdo con las críticas y teorías de la conspiración que atan a Disney con el imperialismo, la deshumanización de la mujer, la diferencia de géneros, o la esquizofrenia carente de realidad. Es muy simple, de niños (y de adultos) la necesidad de estar en contacto con la imaginación hace una diferencia radical en la clase de hombres y mujeres que somos. Al que le parezca que el imperialismo y Disney (y no me hagan hablar de la Coca-Cola!) van de la mano, simplemente no hace falta pedirle explicaciones…es más adulto, en el sentido negativo de la palabra, que cualquier bibliotecario octogenario con olor a naftalina.
Hace un buen tiempo ya había escrito sobre esto: Annie Leibovitz se ha dado a la tarea, en constante actualización, de traer a la vida real, usando estrellas y celebridades contemporáneas, a los personajes de las películas de Disney…el resultado es encantador.
Disney Dream Portraits no busca, necesariamente, calcar las caricaturas en personas de carne y hueso, sino hacerlas reales, con características no animadas, pero sí indudablemente mágicas.