Un día cualquiera, con una carpeta de esas con argollas, le saqué los ojos a dos personas. Unos días más tarde, con un CD, le rebané la cara a otro…Lo mejor de las historias de terror (y todo lo que se relaciona con ellas), cuando son buenas, es que se inserten en la cotidianidad… Que dentro de un contexto totalmente inofensivo suceda algo escabroso, lo importante, como en muchos otros casos, es la sorpresa. Jung von Matt, de quien sé muy poco por que casi no estoy metido en eso del diseño, desarrolló estos espantosos e interesantes (hasta divertidos) materiales de oficina que más de uno quisiera tener. Enjoy Halloween!