La noticia de hoy es simplemente una desgracia. José Saramago está muerto, que viva José Saramago! La muerte siempre es el evento que más consterna a todo el mundo, sobre todo por que nos hace recordar, muy a nuestro pesar, que nosotros también nos vams a morir, nos estamos muriendo, y contra eso no se puede hacer nada.

Recordar a la muerte no es fácil, la mayoría de las veces nos asusta y volteamos la mirada, al fin de cuentas el muerto es otro, no yo mismo… Pero aunque no la recordemos, aunque hagamos todo lo humanamente posible, está ahí, siempre, y la muerte de Saramago hoy, no es sólo un recordatorio de ello, sino el más claro ejemplo de que no hay que pasar la vida pensando en estupideces como si hay vida después de la muerte, o si un señor con un sentido del humor muy ácido nos estará esperando para, además de todo, atribuirse el derecho de juzgarnos. Lo relevante es mantener en mente siempre que cuando las cosas se acaban, lo que vale es lo que hayamos hecho cada día, nada más.

Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo.
¡Qué importa eso!
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo:

Gritar sin miedo lo que pienso,y hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido…

Tengo la experiencia de los años vividosy la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!

Unos dicen que ya soy viejo,y otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesariospara gritar lo que pienso,para hacer lo que quiero,para reconocer yerros viejos,y rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen por qué decir:¡Estás muy joven, no lo lograrás! ¡Estas muy viejo, ya no podrás!
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños,se empiezan a acariciar con los dedos,y las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amora veces es una loca llamarada,ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
Y otras es un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Qué cuantos años tengo?
No necesito con un número marcar,pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos,las lágrimas que por el camino derraméal ver mis ilusiones truncadas,¡Valen mucho más que eso!

¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!Pues lo que importa:¡Es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquiriday la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuantos años tengo?
¡Eso a quien le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.