Cuando uno nació en las últimas décadas del siglo veinte, parece no darse cuenta de cómo hay cosas que antes hubieran sido, no sólo imposibles y escandalosas, sino impensables. Vender agua embotellada, hablar por teléfono desde cualquier lugar sin necesidad de un cable o que la gente lea lo que escribo sin importar en dónde estemos es algo impactante cuando lo piensas un poco. Pero la TV por cable…

En internet encontré este comercial de los setenta (supongo) en contra de la televisión de paga que hasta la compara con un monstruo. Wow! A veces vale la pena pensar en el rumbo que toman las cosas. Enojy!