Después de casi dos semanas de silencio absoluto, por fin puedo volver a escribir en mi blog, entre muchas otras cosas que no podía hacer, mi lap tuvo un serio problema de salud y tardó en recuperarse, a pesar de los remedios que le mandaba su médico, jeje. Básicamente, digamos que tuvieron que hacerle un tratamiento neuronal arduo que, como consecuencia, me dejó sin un sólo archivo. Nada! Mi tesis no se salvó (ya la estoy copiando de las impresiones que tenía !”#$”$YI?==)), mis canciones (que quien me conoce sabe que son más valiosas que cualquier cosa en el mundo, todas se perdieron, sólo he podido recuperar 900 de las 3500 que se borraron for good… Archivos, fotos, información, exámenes… pero ni modo, life goes on, jajaja!

Entre algunas de las cosas, pocas, medianamente relevantes de estas semanas está el hecho de que para la navidad me tocó cocinar, estábamos a cargo del mismísimo pavo, mi tio y yo (digamos pues, que sólo yo), y nada, resulta que después de preparar el relleno, embarrar el pavo de mantequilla y mermeladas, hornearlo durante horas y horas, y todo lo demás que incluye este consabido rito navideño, a la hora de cenar, cuando toda la familia, empezando por mi venerable abuela de 88 años, estaba a la mesa, el pavo resultó estar más echado a perder que los pocos restos mortuorios que para hoy han de quedar de Heath Ledger o Isaac Hayes.

La razón de lo anterior es totalmente un misterio, aunque yo tengo la teoría de que, siendo de estos pavos que las compañías le regalan a sus empleados, tal vez, alguna tonta secretaria de medio pelo (misma que no sólo no sabe usar Windows Vista, por que en su academia enseñaban con Windos 98, sino tampoco reglas básicas referentes a la concina), hizo favor de dejarlo descongelar antes de entregarlo a los empleados que, como haría cualquiera, lo volvieron a congelar en sus navideños hogares, para descongelarlo una vez más antes de hornearlo. Tanto cambio de temperatura, como ya descubrió Pasteur hace muchos años, no lo aguanta nada!

Por otro lado, por fin logré deshacerme de un individuo al que e rentaba una habitación aquí en el depa y que, por alguna extraña razón creyó que, literal, vivíamos juntos, lo cual implicaba, en su tonto concepto, que había que mantenerlo, no estaba dispuesto a pagar más que su renta, pero sí a usar todo cuanto había en la casa, comida y enseres personales incluidos, como si fueran los propios, y lo mejor de todo… cuando le pedí que se fuera, se ofendió, jajaja! La gente de verdad que tiene broncas!

Ya estoy de regreso, por si me leían, síganle, a ver qué se nos va ocurriendo antes del 2009!