
El desorden de personalidad de Fatboy Slim no es raro en el mundo de los DJ´s, la diferencia en él es que por lo general, cuando han logrado la fama, el nombre se les queda para siempre, han logrado encontrar(se)! Para Norman nunca ha sido así, nunca ha estado satsfecho con un sólo apelativo quelo encasille o lo constriña a una personalidad determinada.
La categorización, concepto íntimamente ligado al estucturalismo francés del siglo XX, hace referencia, a grandes rasgos, al hecho de que cuando a algo se le nombra por primera vez, cuando se le otorga una categoría, entonces ese algo le pertenece a quien lo bautizó (pregúntenle a Adán respecto del “contrato” de poseción de los entes del mundo que firmó con dios cuando, según la biblia, le puso nombre a todos ellos). Así pues, Slim no deja de hacer notar sus infuencias artísticas (muestra de ello es la instalación Playing The Building que realizó hace un tiempo con David Byrne –AmaRo: Playing The Building– siempre con un nombre distinto, lo cual le da la posibildad de no caer encasillado, sino de poder crear, samplear, mezclar a su antojo.
Su más reciente apelativo es The BPA (Brighton Port Authority) y, auque no deja de ser él mismo, suena distinto, entusiasta, animado por las múltiples participacioes de artistas como Jamie T, David Byrne, Emmy the Great e Iggy Pop en un álbum que saldrá el año que viene y que demuestra cómo se puede, en el mundo del arte y, por extensión en la vida cotidiana, cambiar de facetas, actuar distinto, renvarse siendo siempre uno mismo, dejano de lado las categorías que atrapan la individualidad y dejando salir la creatividad envuelta en excentricidad.
El player, que ahora está hasta abajo, ya cambió, ahora le pertenece a Quentin, enjoy!