
Una compañía juguetera de aquel país desarrolló un muñequito con la cara de su presidente, que viene empacado junto con un folleto lleno de frases dichas por Sarkozy, y las tachuelitas para clavarse en donde corresponda según la frase que se elija como la más desagradable para el usuario.

Muy probablemente este “juguetito” no sirva para que a Nicolas le de un ataque, se le rompa una pierna o se quede mudo, pero ayuda mucho a que el malestar social aminore. Como era de esperarse al presidente no le hizo nada de gracia, fue a la corte a demandar a los creadores de su efigie mágica, pero el juez negó su petición. Por primera vez en desde que Sarkozy está el mando de la política francesa una corte se negó acumplirle el caprichito, tal vez eso sí fue obra de la brujería por parte d los muchos, en verdad muchos, que no lo quieren.