Vivir todos juntos nunca ha sido facil! Ya mi abuela cuenta que no era facil la convivencia “entre tantísimas gentes” (sic) en esta ciudad hace años que ella llegó aquí, con el paso de los años y unos cuantos cientos de miles de individuos más todo es obviamente mucho más complicado.

El tráfico es algo insoportable, ya se volvió “normal” que el estandar en el cálculo del tiempo que uno tarda en trasladarse sea de, al menos una hora. Los tumultos, la basura, las manifestaciones y la histeria colectiva que impera en ánimo de todos los chilangos es cosa de lo más usual… A todo ello hay que aunar desde hace unos meses, una consecuencia de la ley antitabaco del df que nadie previó. Nuestra Ciudad de México, compuesta en realidad por dos demarcaciones distintas que el azar hizo que se unieran, responde a dos legislaciones diferentes la del DF y la del Edo Mex, o podríamos decir, la libre de humo y la humeante.
Desde que la consabida ley (con la que aunque siendo fumador estoy totalmente de acuerdo) entró en vigor, las hordas de fumadores socialites de la capital se desplazan, siempre que les es posible, a lugares como Satélite o más allá (aunque yo como los medievales no sé si más allá no hay nada más que el fin del mundo y si sigues muy adelante caerás al infinito) con la intención de encontrar restaurantes, bares, cafés y anros donde poder echar humo a discreción sin que nadie les diga nada.
En el fondo este es un asunto que no me conflictúa en demasía, en el fondo sólo me niego a hacer lo mismo por que aquellas tierras me desagradan por muchas razones que no expresaré aquí sino en mi siguiente sesión de terapia, pero creo que si bien los satelucos pueden aprovechar esta situación y hacer de su zona la nueva Condesa, con lugares de moda, antros muy hip y cafés y restaurantes de primer nivel, también es una señal de que las cosas en nuestra ciudad no están bien. No existe lugar en el mundo donde al cruzar una linea imaginaria, en este caso, lo s arcos metálicos que a la altura del Toreo dicen Bienvenidos/Gracias por su visita a la Ciudad de México, las leyes se transformen en lo opuesto a las de sus vecinos, o acaso de cada lado del Támesis los londinenses se comportan de modo distinto?
Quien sabe, a lo mejor pronto el lugar más de onda sea Satélite, Echegaray o hasta el inhóspito Cuautitlán (“nos vemos en la Fordo en las torres a las cinco” en lugar de “te veo en el Auditorio, en el ängel o en Tamaulipas”)… Por lo pronto, lo de siempre, la ciudad más surrealista del mundo no podía dejar de lado sus contradicciones, aún tratándose de los pulmones de sus habitantes!