
Ese grupo somos nosotros, los que nos reunimos hace unos días con el motivo de los diez años después de que salimos de la preparatoria. Tengo que aceptar que una parte de mi se niega a sentirse feliz con ello, sobre todo por que también es un recordatorio de lo viejo que me estoy haciendo, a una velocidad que me saca de onda muchas veces, pero bueno, ese no es el punto ahora. Hace ya más de diez años, como escribí con motivo de la boda de Elsa hace no mucho, eramos totalmente diferentes, no sólo en lo que las fotos evidencian, sino en lo que al ánimo respecta; nos sentíamos dueños del mundo, eramos lo suficientemente grandes para aprender a fumar (si es que no lo sabíamos desde antes ya)*, nos emborrachábamos cada semana en casa de alguien; con la poca lana que teníamos en la bolsa cada viernes era suficiente para que pasáramos el mejor fin de semana del mundo, nos alcanzaba perfecto para chelas, cigarros, pelis a veces, o lo que hiciera falta e inclusive comíamos (o la mamá de alguno se apiadaba de una runfla de adolescentes desmadrosos con la panza vacía, jeje).
Cada día juntos, como en una serie de televisión, era toda una serie de vivencias que nos fueron marcando poco a poco sin que lo notáramos… Encontramos el amor (y hasta perdimos la virginidad en aquel entonces… algunos), se nos acababa el mundo cada vez que nos peleábamos por cualquier tontería, nos robamos cosas de la cafetería (o de la venta de alguna compañera cuyo nombre no diré, jaja), fuimos suspendidos de la escuela, algunos mas de una vez, por cosas que no sólo no nos asustaban, nos divertían como enanos… La cantidad de cosas que se pueden recordar al respecto es infinita, de verdad podría cada uno de nostros escribir una obra con decenas de tomos, llenos con las memorias de cada instante vivido. Como dije antes, todas esas cosas sin saberlo, estaban haciendo de nosotros lo que somos ahora, quienes después de diez años se encuentran y se re-conocen.
Este Post, aunque así lo quisiera, no puede estar dedicado a nadie más que a ellos, los amigos que he tenido toda la vida, que conocí en la prepa y que amaré por siempre, aunque vivan en Madrid o Barcelona (o hasta en Veracruz!!!), aunque se hayan casado y tengan hijos, auqnue no los vea tan seguido, aunque no pueda mandar cada semana un mensaje que diga “Good Morning Angels” y recibir unas muy chistosas respuestas… Ellos siempre serán el parámetro de mi concepto de gente que vale la pena tener al lado.
Ya no somos adolescentes, ya no pasamos un fin de semana maravilloso con cincuenta pesos en la bolsa… pero indudablemente nos reimos de tonterías, nos madreamos cuando hace falta que alguien ponga los pies en la tierra, nos alegramos por lo que les pasa a los otros y nos enojamos si alguien los lastima (yo personalmente soy capaz de sacarle los ojos con una cuchara de plástico a aquel que se atreba a hacerlos sufrir). Ni modo, el tiempo pasa muy rápido, a veces demasiado como para darnos cuenta, pero el show sigue y sigue y nosotros tenemos que estar en él, siempre juntos, por que juntos es que nos hicimos hombres y mujeres que hoy se valen por sí mismos, por que alguna vez nos dijimos cosas tan importantes como “tu mamá está loca, no la peles”, “vámonos al Gleason, no entres a Cañas”, “no me importa si eres gay”, “tu wey anda con otra y hasta se casó con ella, creeme”, “cásate conmigo cuando tengamos veintiocho, falta un chingo”…
Ya no tengo diecisiete, eso es un hecho, pero si me pidieran que los volviera a tener, lo haría y volvería a hacer las mismas cosas y más, y no dejaría de decirles lo importantes que ustedes (ya saben quienes) son para mi vida y serán cuando, dentro de mucho tiempo tenga casi treinta…
*Para las mamás de Elsa y Humberto, Betto, Araiza, Alejandra, etc. yo era el vicioso endemoniado que les enseñó a fumar a sus bebés por que mi mamá era la única que de hecho sabía de mi naciente adicción y hasta la aceptaba. “Por qué hueles a cigarro Beatriz?” dijo Dulce, “Es que Amaro fuma un buen y como siempre andamos juntos… Pero yo no!”
** O ya se les olvidó La Copa de la vida de Ricky Martin? Jajajaja!
¡Wey! Déjate de “La copa de la vida”… ¿Qué me dices de “Azúcar amargo” y “Te quiero tanto, tanto, tanto, tanto, taaaaanto”? JA. Definitivamente fueron momentos que marcaron nuestras vidas. El otro día estaba pensando que si alguien me concediera volver un día en el pasado, escogería regresar un viernes en A4 (olor de taco al pastor del gallo incluido) dando comienzo a una guerra de gajos de naranja masticados. Jaja. Te adoro, cabrón. Y a huevo que yo no fumaba; tú nomás me echabas tu humo para que mi santa madre me regañara. >Ciao, bello…
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